El Kebra Nagast, Libro de la Gloria de los Reyes de Etiopía, es una crónica pretendidamente histórica de los reyes de
Etiopía, que remonta su genealogía hasta
Menelik I, hijo del Rey
Salomón y de la
Reina de Saba, y contiene una serie de tradiciones sobre la monarquía etíope.
Escrito en lengua
ge'ez, es considerado por los
cristianos etíopes y el
movimiento rastafari la verdadera historia del origen de la
dinastía salomónica, así como de la conversión de
Etiopía al
cristianismo. La mayoría de los estudiosos opina que se trata de una recopilación realizada hacia el año
1300 de tradiciones muy anteriores.
Contiene no solamente la historia de cómo la reina de Saba conoció a Salomón, y sobre cómo el
Arca de la Alianza llegó a Etiopía con
Menelik I, sino también un relato de la conversión de los etíopes, desde la adoración del sol, la luna, y las estrellas a la veneración del
Dios de Israel.
A partir de las primeras expediciones
portuguesas a Etiopía (
siglos XV y
XVI), el libro fue conocido en
Europa, y se realizaron traducciones a las principales lenguas europeas.
Contenido
El Kebra Nagast está dividido en 117 capítulos, y podemos encontrar algunas de sus escenas en otros textos religiosos.
Edward Ullendorff califica su estilo como "un gran conflicto de ciclos legendarios".
[1] El documento se presenta como un debate entre 318 padres ortodoxos en el
primer concilio de Nicea.
Estos padres plantean la pregunta ¿en qué consiste la gloria de los reyes?, a lo que responde un padre Gregorio con un discurso (capítulos 3-17) que termina con la declaración de que
Moisés hizo una copia de La gloria de Dios y la guardó en el Arca de la Alianza. Después el arzobispo Domitius
[2] lee en un libro que había encontrado en la iglesia de "Sophia" (posiblemente
Hagia Sophia), e introduce la historia de Makeda (mejor conocida como la reina de Saba), Salomón y Menelik I, y de cómo el arca llegó a Etiopía (capítulos 19-94).
El Kebra Nagast concluye con la profecía de que el poder de Roma será eclipsado por el de Etiopía, y describe cómo el Rey
Kaleb de
Aksum, sometió a los judíos de
Nagran, e hizo heredero al menor de sus hijos,
Gabra Masqal (capítulo 117).
Origen
Según el
colofón unido a la mayoría de las copias existentes, el Kebra Nagast estaba escrito en
copto y fue traducido al
árabe el Año de Gracia 409 (1225 d. C.)
[3] por un equipo de clérigos etíopes en los tiempos del obispo
Abba Giyorgis; finalmente se tradujo al ge'ez en época del gobernador
Ya'ibika Igzi. Basándose en este colofón,
Conti Rossini,
Littmann y
Cerulli han señalado el período de
1314 a
1321-
1322 para la composición del libro.
[3]Un estudio cuidadoso del texto revela rastros del árabe pero ninguna evidencia clara de una versión copta anterior. Muchos eruditos dudan que existiese dicha versión, y creen que la original fue la árabe.
[4] Por otra parte, las numerosas citas bíblicas que tiene el texto no fueron traducidas desde el árabe, sino tomadas directamente de la traducción etíope de la
Biblia, y su uso e interpretación demuestran la influencia de algunos padres de la Iglesia, como
Gregorio de Nisa.
[5]Hubbard detalla las muchas fuentes que el recopilador del Kebra Nagast utilizó para crear este trabajo. Incluyen no solamente ambos testamentos (aunque se hace un mayor uso del
Antiguo que del
Nuevo), también detecta evidencias de fuentes rabínicas y
apócrifas, sobre todo del
Libro de Enoc y el
Libro de los Jubileos, y traducciones del
sirio como el libro de la cueva de los tesoros, y sus derivados, el libro de Adán y Eva y el libro de la abeja.
Primeras traducciones
Una de las primeras colecciones de documentos etíopes llegó con los escritos de
Francisco Álvares, oficial que acompañó a
Rodrigo De Lima,
embajador del Rey
Manuel I de Portugal ante el negus negusti
Dawit II. En los documentos relativos a esta misión, Álvares incluyó la historia del
Emperador de Etiopía y una descripción en
portugués de los hábitos de los etíopes, titulados el
Preste Juan de Indias, que fue impreso en
1533.
Más información sobre el Kebra Nagast fue incluida por el sacerdote jesuita
Manuel de Almeida en su Historia de Etiopía. Almeida fue enviado como misionero y tuvo oportunidad de estudiar el Kebra Nagast debido a su excelente conocimiento de la lengua. Su manuscrito es un trabajo valioso.
En el primer cuarto del
siglo XVI, P.N. Godinho publicó algunas historias sobre el rey Salomón y su hijo Menelik, procedentes del Kebra Nagast. Más datos sobre el contenido los dio Baltasar Téllez (1595-1675), el autor de Historia General de Etiopía Alta (Coimbra, 1660). Las fuentes de su trabajo eran las historias de Manuel Almeida, Alfonso Méndez y Jerónimo Lobo.
Estudios modernos
No fue hasta finales del
siglo XVIII que, al publicar James Bruce sus recorridos en busca de las fuentes del Nilo, una mayor información sobre el contenido del Kebra Nagast llegó a los eruditos y teólogos europeos.
Cuando Bruce abandonó Gondar, Ras Mikael Sehul, el regente del emperador Tekle Haymanot le dio varios valiosos manuscritos, entre ellos una copia del Kebra Nagast. Cuando publicó la tercera edición de Viajes en busca de las fuentes del Nilo incluyó una descripción del manuscrito original, que más tarde entregó a la biblioteca Bodleian de la universidad de
Oxford.
Aunque August Dillmann preparó un resumen del contenido del Kebra Nagast y publicó su colofón, no hubo disponible ninguna parte substancial de la narración hasta que F. Praetorius publicó los capítulos 19 a 32 en una versión en latín.
[6] 35 años después, en 1905, el orientalista alemán Carl Bezold publicó el texto completo acompañado de unos comentarios
BAJA EL TEXTO